Hace un par de días hablaba con mi amigo Agustín sobre que era el amor. El, creyendo que yo le daría una acertiva respuesta a su pregunta, me preguntaba que era eso de estar enamorado.Yo, con este instenso oficio mío de sentirme a veces en ese estado, le contesté que para mí el amor, era una descompensación química. Algo así como un estado de locura.Silencio por el otro lado del Skype...
¿Acaso estar enamorada es vivir en un permanente estado de felicidad? Tal vez.
Quizás para el amor hay una cura. Así como para el frío, abrigarse, al amor, ó más y más amor, o nada. El amor a medias no sirve. El amor a medias, no es.
Costándome incluso, a veces reconozco con más facilidad el desamor que el amor, y que es algo así como estar soñando algo maravilloso, y que de pronto te despierten con un balazo.
Ahora bien, si pudiera yo describir como es que yo amo, tal vez sería más fácil hacerlo.
Para mí el amor es un estado de vigilia, de atención, de sonrisa permanente, de recuerdos, de alivio, de saberse deseada, de sentirse presente incluso no estandolo, de compañía, de compañerismo, de conversación, de acuerdos serios, y propuestas en libertad.
El amor, como un estado humano, es un dulce que no termina de saber bien.
El amor es una ilusión, una opción también. Elegir al ser amado,es también elegir a amarlo, a cuidarlo, a protegerlo, y esperar lo mismo. El amor, como todo, es un lugar recíproco sin fantasía más que las eróticas, y sueños para dos. El amor es claramente un estado superior del ser y me he atrevido unas pocas veces a estar descompensada y sin miedo.
No hay nada que perder al enamorarse, solo atreverse a las ilusiones y hacer de los sueños algo compartido.
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