miércoles, 28 de marzo de 2007

To be continued...

El dìa siguiente de la muerte fuè agotador, es la sensaciòn que mantengo. Yo no querìa manejar. Es màs: con suerte querìa moverme un poc, pero el cajòn en la mitad del living no era el mejor escenario y la gente que llegaba a la casa llorando desde la esquina.
A las 9 y ,previa ida a la Iglesia de Los Dominicos a hablar con la secretaria para pedir la sala de velatorio, partì con mi papà en un canjòn en una pompa fùnebre de traslado, algo asi como el auto rasca. Era muy extraña esa sensaciòn de ir con un desconocido mudo y mi papà atràs en un fèretro. Llegamos y estaba abierta la sala.Mi amigo el Negro, que cuida los autos a la salida de la Iglesia estaba ahì. Casi se muriò tambièn al saber que el muerto era mi papà. Me abrazò e inmediatamente me ofreciò hacer los arreglos florales. Asi es que un drama menos. El se encargaba de acomodar las flores que llegaban, hacer ramos, bouquet, y yo me ocupaba de lo demàs. ¡ Le quedaron tan lindos los adornos de flores al Negro !
Yo desde ahì, partì con mi amiga Lula a todos los tràmites que necesitaba hacer: ir al cementerio, pagar y asegurarme qu ela gente empezarìa a cavar el hoyo para el dìa siguiente. Nò querìa manejar. Eso si que no querìa y de tanto esperar a mi ex, que a esa altura de la mañana ni siquiera me habìa llamado al celular, partimos. La Lula es una amiga mìa de hace mucho. Ella tendrà las cuentas màs claras que yo respecto de los años que nos separan y a la vez nos juntan. Y cuando se trata de solidaridad, la Lula es probablemente una de las amigas a las que no se duda ir. Recuedo que despuès de todo este tràmite en el cementerio, a cada rato me preguntaba : ¿negrita que quieres hacer? . En eso estabamos cuando yo le dije: Para aquì, vamos donde la vieja de este kiosko y tomemonos un Mote con Huesillos. Ahì terminamos, en la banca esa del kiosko frente al cementerio, mirando las flores de los vendeores comiendonos los huesillos y escupiendo el carozo al suelo.
En mi casa, la mamà de la Nani se puso a cocinar algo asi como una cazuela. La gente , que insisto no se de donde aparecìa, estaba ahì o salìa. En eso estabamos con la Lula, llegando, cuando se aparece mi ex con su hermana ¡què puta que me caìa bien hasta ese momento! con cara de no sè que. Mucho despuès, cuando hablamos, me dijo que me habìa portado pèsimo.
¿Y què esperaba esta gente, que estuviera yo regia, con un pisco sour y no con un jote en la mano, de gala y no trasnochada, con una alfombra roja y peir bouchè esperànadolas?
Estaba podria de cansancio. Reventada y como descuartizada de alguna parte. No querìa màs nada y debìa regresar a la Iglesia al velorio que ya toda la gente estaba informada.
Probablemente no almorcè, pero sì debì tomarme la caja de vino entera. No sè si la Coca Cola, lo dudo. Tengo algunas imagenes un poco difusas.
De regreso a la Iglesia de los Dominicos, un lugar con tanta historia para mì y mi papà. Un lugar tan infinitamente cercano a mi, a mis amigos de infancia, a las historias de la Pastoral Juvenil ( que es una suerte de pasado oscuro), el coro de la iglesia, las misas, los retiros en La Ermita, las banderas del NO el año 1988... y las idas desde ahì al Apumanque a gritar, a ver a los momios gritando)

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