martes, 18 de enero de 2011

La Sabri grazna...

Coquimbo ciudad bella, más agreste que otras tantas ciudades de Chile con mar inmenso de frente,tiene casas encaramadas arriba de las piedras, como la de mi amiga Sabrina. Una casa bella edificada sobre una grandísima piedra lo que la hace bastante asísmica.
En esta casa viví yo mis penas del desarraigo medio año del 2009 y, sobre esta misma piedra de esta casa transformada, escribí inlcuso el cuadernillo de poemas inéditos que titulé: Diario de Vida Errante.
Hoy, mientras me he dedicado un poco a lo doméstico de ir al supermercado, a la ferreteria y por verduras a la feria (y que entre medio se me cayera la moto estacionada para quebrar nuevamente el espejo izquierdo) vengo en oír a la Sabri trabajando en el patio, allá afuera, el mejor de los graznidos de la pata vecina que vive encerrada tras una reja, cual delincuente.
Yo no sé si los patos son efectivamente agresivos como los gansos que pican a la gente y gritan, pero la Sabri vino en contarme que Pascuala es su nueva amiga y que si han de comersela en una cacerola y desplumarla, ella está dispuesta a comprársela a la vecina del frente.
Noble. Noble la causa de domesticar a un animal para mantenerlo con vida y no transformarlo en un pedazo de carne cocida en una sopa.
Entonces desde el comedor, desde donde escribo y veo el mar, he oído todo el día a la pata graznarle a la Sabri, y la Sabri a ella. Debe ser que este lenjuague de graznido, es solo entendible por ellas que se escuchan y miran todo el día tras las rejas:La Sabri encaramada en un banquito o trabajando en el suelo, y la pata gritándole algo que ella entiende. Al rato después del almuerzo, la Sabri parte con un tarro con verduras de las ensaladas que quedaron y la pata aún más le grazna como agradecida.
Hay tantas maneras de comunicarse cuando se quiere ¿no?
Yo estoy aún más feliz de ahora saber, que una nueva amiga viene a incorporarse a la fauna de amor que tenemos con las pares.