sábado, 24 de marzo de 2007

Marzo de recuerdos...

Al fin un Blog donde escribir lo que se me antoje, sin alias, sin ocultamientos, nada. Sólo lo que quiera y el que llegue lea y se entere. A mi me da igual. No tengo mayores problemas.

Me hice uno de estos Blogs el año pasado en algún momento, llena de dolor: más que un diario fue un pañuelo de lágrimas donde escribí un par de veces. Hoy debo ofrecer disculpas públicas a mis amigos que leyeron aquella mierda, y por qué no reconocer también, que si escribí la mierda ésa es porque estaba con una mierda y hasta ese entonces tenia lo que me merecía.

Lo bueno es que la mierda flota y con eso se va para otras aguas, unas ordinarias, usadas, promiscuas, sucias y llenas de meados públicos y feos, con gorduras y grotescas escenas que me dieron arcadas.

La mierda hoy anda en windsurf desde su arribismo y no le importa el qué dirán (Dime con quién andas...) y la poesía no le sirve de nada, ni a nadie, y es más: a nadie gusta. Kuaj! Y así como nada le importa...esto es sólo el comienzo de su entierro al que a diario asisto con una alta cuota de lástima por sus cercanos, por su familia más bien...

Hoy me siento libre. Casi como cantaba el momio ése del Bigote Arrocet, el tema de Nino Bravo que cuentan y hacen de ello un mito de la dictadura...

Este verano si bien no he salido, he recuperado mis relaciones humanas, ésas que abandoné desde la histeria de mis últimos 2 años de vida. Y he ganado plata como loca, como nunca antes. Y con ello le he dado trabajo a otros, lo que dignifica la vida humana. Y he hecho gestiones inmobiliarias sin dinero de por medio, que le han permitido a otros seguir adelante como hombre, mujer, familia, etc. ¡¡Si hasta se me ha narreglado el cutis, y con ello, mi sonrisa y mi mirada siguen siendo lo más transparente que he tenido nunca!! Bueno, también se debe al exfoliante que me compré cuando vino mi comadre la Célica de La Serena y nos fuimos al outlet de la ropa , cremas y otros ungüentos de los que yo poco conocía y conozco en realidad.

Pero en Marzo, que debe ser el mes más agotador junto con diciembre, a mi me toca recordar ciertos episodios. El primero de ellos, a pesar de estar cerca del fin del mes, es la muerte de Ignacio, mi padre.

Mi papá nació en 1939 y para el día en que murió tenía 64 años. Pocos. Ese fue el comentario de todos. Yo no pensé que era joven, ni viejo, ni nada. Sólo supe que se iba un amigo y que haber hecho el rito de perdón, agradecimiento y despedida en el linving dos semanas antes fue lo más sano para los dos. La despedida frente a saber que el otro se va y que no hay nada más que hacer es un acto de valentía y de amor. También lo es el agradecer todo lo que nos dimos en vida y ofrecernos disculpas de las peleas y grandes diferencias que tuvimos. No había más. Sólo decir adiós hasta que en otro lugar nos encontremos. Pero los recuerdos quedan y en los demás también quedan.

No lo sabré yo que mi papá sí quedó en la memoria de tantos! Porque hay muertos que no quedan en el corazón de nadie por mucha exposición pública que tengan...

Otra fecha, también a fines de este mes, es el cumpleaños de la gran, gran Lola que está en Suecia, pero a la que celebraremos a la distancia y por teléfono con todos los amigos que están aquí para hacerlo.

La vida y la muerte, como canta Serrat...

Feliz de este renacer de mi vida y segura que pocas son las veces que me equivoco.

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