domingo, 18 de julio de 2010

Vicente

Vicente se pasea sigiloso ,observador,sonriente,mientras suspira a ratos cuando cae la tarde
y nostalgico observa los árboles sentado en un sillón, como mi padre...

Sus ojitos de miel redondos,
y sus dientes blancos de nieve y sal,
vuelve a clavarse en mi corazón...

Renozco su sangre en la mía,
y la nostalgia de la tarde que a su edad me provocaba.

Es tan particularmente cierto esto de la familia,
que no lo desconozco,
lo siento
lo veo
me lo quedo
lo hago propio.

Vicente,
calladito camina por el jardín
y se arranca a hacerle cariño a la perrita que su Ita dejó en esta vida.

Y la mira. Y le habla. Y se conmueve, tal como lo hace en las tardes a penas baja el sol.

Vicente habla y cuenta historias en la mesa y opina,
me mira para que yo apruebe todo lo que dice,
y lo hago...
No hago más que observarlo y amarlo así,
como niño que es,
como mi única familia que es.

Vicente eres tú en vida , la vida de otros que no están...

Vicente eres tú, aunque al azar fuiste creado y sólo para tu madre seas su vida,
soy yo quien no te abandona y me quedo con mi corazón completo, a tu lado...
en tu vida para siempre.