De un tiempo a esta parte, Cochiguaz una aldea de 60 personas incerta en pleno Valle del Elqui, viene a ser el lugar en que me encuentro con todo lo que necesito: paz, silencio, un río que canta noche y día y las hermanas más bellas que elijo tener para continuar en esta sanación permanente de vida.
Y es que suelo reconocerme en seres distintos, logro meditar cerca de las estrellas y entregarme entera a ese simple ejercicio de estar en silencio. ¡ No por nada anduve a 4 libros en estos días y feliz leyendo!
El día comenzaba con un saludo al sol magnifico y un baño desnuda en las aguas del Río Mágico, para luego tenderse al sol sin ropa. Tomar desayuno en una grandisima compañía , ordenar un poco y pasear por los cerros, andar por los caminos, mirar el cielo azul intenso, y leer...leer y leer como quien creyera que era una obligación, o un desafío. ¡ Si esta vez, hasta me pareció interesante un libro que me regalaron para navidad!
En fin. Ahora el mar frente a mis ojos,reuniones pendientes, cierres de algunos negocios y partir la próxima semana a Santiago.
Amo. Amo la vida, cuando estoy desde esta perspectiva que eleva y diferencia.
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