lunes, 20 de junio de 2011

San Pedro de Atacama...tierra de mujer.

Dormir en San Pedro de Atacama, puede ser probablemente una de las experiencias más emocionantes de la vida de cualquier cristiano. Atacama,la grande, como me ha sorprendido. Es cierto lo que dicen que es un lugar pre altiplánico, alto, que falta el oxígeno,que tiene una muchedumbe de gente de todos lados impresionante. Pero este lugar tiene algo más que turístas extranjeros y nacionales. ¡Tiene una tierra con olor a mujer, con curvas de mujer, con planicies de mujer, con valles de mujer y rostro de mujer!

He quedado sorprendida con lo exteso del paisaje, con la diversidad de las personas que en ella transitan, y más aún con los amigos que encontré allá. La calidad humana debe estar presente en todos lados, y aún allá (a esos 2.400 metros de altura sobre el nivel del mar, en el pre altiplano chileno) la sencillez,la generosidad y la disposición de los amigos está y eso siempre es un lugar de amor incondicional perfecto.



Ya llegando a Antofagasta sentí que todo iba a ser distinto. El taxista boliviano, fue un excelente guía para contarme un poco de la ciudad. ¡ Y que no iba a hacerlo, si esta tierra antes de la guerra, era boliviana! Ahora también me explico el conflicto hoy con Bolivia con esto que vuelvan a querer mar. Y no es que me haya vuelto pro-maritima para este pueblo, sino que ahora me explico que nadie más que ellos podría vivir por generaciones de generaciones, en un lugar tan inhóspito. ¡¡¡ Porque pucha que hay que ser valiente pa tener poco oxigeno y moverse por las alturas, cultivar, cuidar ganado, vivir y parar la olla por allá! Ahora bien, si lo han hecho generaciones de generaciones, por siglos de los siglos, y hasta una amiga de lo más urbana se fue a vivir años por allá y mucho antes que esto fuera el boom, es símbolo que se puede.

Se puede hacer patria lejos y aún así .Se puede vivir en paz con lo mínimo. Porque vivir en este norte grande con pocos recursos, es harto más grato que vivir en el sur donde necesitas de todo: desde buscar leña para calefaccionarte, hasta todo lo demás, que es harto, y se logra bajo litros y litros de agua, lluvias, fríos intensos, volcaes encendidos, aluviones varios y demás.



San Pedro es algo así como Pisco Elqui, en el Valle de mi amada IV región, pero más rústico. Infinitamente más rústico. Ahora bien, eso es encantador. Sobre todo encantador para los extranjeros, que deben creer que el resto del mundo no ha vivido así...y resulta que toda buena cultura, ha tenido de sobremanera este tipo de asentamientos. Que estos sean pre hispánicos y altiplánicos, e indígenas, le sube el pelo al paisaje y la cultura que en ella existió.

Por eso me negué a visitar el museo del cura Le Paige, que para mi gusto, fue un profanador de tumbas. Y con tanto derecho digo aquello, ya que un amigo-guía de esos parajes- fue invitado a reconocer cadaveres que el cura manipuló, y a transcribir los escritos del cura que fueron hecho en un Belga medio aflamencado (algo así como Belga-Holandes-Alemán)indescriptible.

A mí no se me ocurriría andar desenterrando muertos milenarios por el mundo que fuera, y menos sin conocimiento de como tratar los cuerpos. Eso no.

Pero he aquí una vez más,el poder el hábito para que en el caguín local, recordaran incluso que el cura invitaba a los Atacameños a tomar chela al bar de la esquina pa curarlos y con ello, le revelaran los secretos de donde estarían las tumbas más antiguas pa donde el cura partía rajado.

Horror. Horror de horrores, pero así las cosas por estas tierras atacameñas, donde todo huele a fuerza de mujer, un poco a mí y a todas las mujeres.




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