Son tantas las veces de ir y venir por la carretera que junta el norte con la capital de Chile, que manejando y no, puedo reconocer perfectamente cada lugar, los peajes, las cuestas que vienen y van, los colores del paisaje y su vegetacion.Incluso soy capaz de reconocer las vidas de quienes a las orillas de los caminos, hacen no solo sus casas, sino tambien sus negocios: los vendedores de dulces con sus pañuelos blancos que agitan al viento, los vendedores de frutas y verduras, de quesos de cabra, de cabritos, de camarones de rio, de jarabes varios, de flores...
¡¡¡Chile y su loca geografia!!! de doble carretera con animales sueltos que no se explican esto de los peajes y la montonera de autos que -como el rayo- transitan violentos a su lado.
Asi las horas de viaje pasan con la temperatura que sube y baja, con ese desodorante ambiental que provoca nauseas,pasajeros mudos y otros que mucho hablan...y yo rumbo a Santiago solo por el día, para hoy mismo regresar a la tierra prometida...
2 comentarios:
Me GUSTA el estilo poético de tu texto.
Te envío mi enlace sobre medicina natural
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COQUIMBO
Profesora y fitoterapeuta
HOJAS DE OTOÑO.
Triste y melancólico.
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Hilda María
Profesora y fitoterapeuta
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