miércoles, 6 de agosto de 2008

Rigor Mortis et Mater...

Mi madre y yo de noche hacemos cosas parecidas. Yo me largo a la lectura de los libros y ella insiste con el suyo: su libro de la primera comunión,uno pequeño que aún conserva plateada el borde de las hojas y la cinta blanca como angelical manera de recordar donde va el rezo...
Entonces,mientras veo el haz de luz que de su dormitorio aparece sobre el closet del mìo en diagonal, espero que de verdad estè rezando, o no dormida, o casi muerta como hace un par de noche la encontre...
Ahì estaba mi madre esa, la trabajadora social jubilada hace poco más de diez años, envuelta entre las mìsmas sàbanas que guardaron a mi padre la madruga esa de marzo, cuando eligiò morirse... Ahì estaba, con la radio y la luz prendida cabeza tapada con una de las tantìsimas boinas que se hubo tejido en esta vida: tiesa, boquiabierta, piel amarilla oscura, atravesada en la cama como crucificada, sin oìr llamado alguno de mi boca...
Cobardemente apaguè la luz y la radio con algún tango y echè a correr a mi cama de niño. Sentì que esa noche fría las campanas de viento en el patio y la perra quiltra a los pies estarían para quedarse acompañandola y que mañana serìa otro día... Después de todo con la luz de la mañana el terror del alma no se siente ni se ve, se esfuma lejos... Esa noche me quedè en vela preguntàndome a quien le avisaría primero de la muerte de mi madre. Y la primera que se apareciò como un espectro fue mi otra madre, la que no me pariò, sino la que querièndolo, me adoptò con el corazón: la tía Delia, que duerme perpendicular a mì en la casa del frente. Luego le avisaría a la Fran, la mamá de mi sobrino Vicente, para que viniera del otro lado de la ciudad a acompañarme, a la Tía Haydeè, la tìa Nenita, a las Osses, las Mireyas y Cristinas de ellas y otras, tal vez a su colegio gremial, a la gente del último consultorio donde trabajò y del que ahora es cliente - paciente - promotora. A los otros vecinos, a mi amigo Agustìn que llegarìa corriendo, a Juanito que tambièn podrìa tropesarse para llegar luego, a la funeraria del amigo del Rafa Montt que trajo el ataud más lindo que pillò para mi papá y al que no le pedirìa uno igual con total certeza... a los parientes esos que viven apilados por la Cisterna, a los otros en Renca harto más olgados y a otros que habitan entre Santiago Centro, Copiapò, Valparaíso, Viña y Villa Alemana..
A todos mis amigos sì para que vinieran hacer una cazuela de ave ya conversar, mientras contestaran los telèfonos mientras yo me largìa a dar una vuelta a la manzana con la quiltra de la casa y la vecina Pochita para que no perdiera el tranning de los años caminando en esta vida de Dios junto a mi madre, la mujer esa tan llena de prejuicios, miedos, fantasmas, mentiras, desconfianzas, fantasìas, manipulaciones, odios, envidias, malos pensamientos, frustraciones, calumnias sobre mi persona, arribismos, mala educación, pataletas de niña mimada, catedràtica de todo cuanto cristiano se le cruzara, la que define el caso social... asì tal cual. Todo esto a los setenta años de vida, que si ella no pudo cambiar, menos podía yo hacer màs que sòlo amarla incondicionalmente con decepción y abandono, con fortaleza y dolor... Y es que si hubiese que poner en algún lugar del mundo la candidata a vivir la vida fuera de la suya, mi madre gana el trono!!!
¿Habrá sido una deformación profesional la que la persiguió persecula o fue finalmente que el miedo la hizo golpear antes de sentir algo?
Todo cercano a mi vida y a esta casa de mis padres, fuimos calificados como un caso social: El paciente siquiàtrico, la drogadicta, el alcohòlico, el ladrón, la prostituta, el vago, el cesante, el marginado, etc.
¡Qué agotador vivir calificando es como estar permanentemente en una encuesta!
Aún asì, siendo toda tal cual es, mi madre podría ser perdonada en el juicio final, que no es aquí sino en algún lugar de cada corazón calificado en sus palabras...
Aún asì, me pregunto si le avisaría a mí único hermano al que me acerquè con el corazón , y e`l mantentuvo el rechazo y el silencio de años...y con rabia debo sentir que es rol materno unir a los hijos y hacer que los hermanos se respeten.
Entonces ahí la dejaría reposando en paz al lado del cuerpo de mi padre, puesto horizontal en el vertical hoyo de las tumbas donde viniera ella una vez màs a sembrar ruido con su llegada y el cuerpo atrapado en un ataud, tal vez menos ancho...

1 comentario:

EL PERFIL dijo...

Dora:
Súper interesante tu blog. Me retrata tu forma de ser. Se nota el tremendo afecto hacia tus padres, la comprensión por la bella pero al mismo tiempo no menos porblemática profesión de tu mamá y cierto sentido del humor que siempre es muy saludable, incluso en los momentos más difíciles...
Me aprovecho un poco del pánico (je, je) y te mando mis dos blogs...con finalidades -obviamente- distintas entre sí, pero con mucho agrado:

http://elmundodegonza.blogspot.com/
http://gonzalofigueroacea.blogspot.com/

Un afectuoso saludo
Gonzalo Figueroa Cea