Cacerolas suenan en toda casa endeudada de Chile por educar a sus hijos:por educarlos en universidades privadas que cobran 2 sueldos minimos mensuales- al menos- por el sueño de tener un hijo (tal vez el primero) en la universidad.
¿Pero que hay de esta educación que el sistema ofrece? Profesores que no lo son, sino con título universitario, o técnico de algo. Malla curricular pobre, con académicos que son citados por las rectorías a dar explicaciones de porque no aprueban a una cantidad de alumnos tienen según la proyección económica y relación/años con la nómina de matriculados.Campus universitarios sin investigación. Apuradas escuelas de Medicina que no tienen campo clínico donde ejercer, ( por lo tanto no tienen pacientes) y así tantos otros: Todo mal hecho y bien cobrado.
¿De donde vino a nacer en mi país esta educación? Una herencia más de la dictadura de Pinochet, que transformó la educación universitaria, en un sueño que hace 40 años era solo para los que tenían condiciones, para los que se esforzaban y tenían ganas de aportar al país a través de su servicio:para los que tenían conciencia social, para los que sí querían hacer un cambio importante en su vida, en su familia, en sus barrios, en sus lugares de trabao y sobre todo en su país.
Hoy cacerolean muchos. Yo me quedo con los brazos adoloridos de tanto azotar la cuchara de palo a la olla. Pero no solo agota el cuerpo con el golpe, sino el alma:no me imagino más sangre derramada por las calles de Chile.
Hoy hay personas en el mismo gobierno, que discrepan de las mismas iniciativas que fueron propuestas en campaña:Gente estúpida- por ejemplo- que grita en la misma casa de gobierno ante la firma del Proyecto de Ley de Acuerdo de Vida en Pareja(de los heterosexuales no casados que conviven.También de los homosexuales que lo hacen.De los amigos asexuados que podrían darse la vida por el otro) entonces la vieja infame grita en plena ceremonia: ¡El Presidente está legalizando el pecado!
¿Esa gente en que siglo vive? ¿Quién fue la vieja de mierda que gritó eso?
Aquí somos muchos los agobiados. Agobiados de las deudas por estar educando y por trabajar para pagar y nada más. Por pagar la hipoteca de una casa calculada no en la moneda del país, sino en una que también dejó Pinochet y que se llama UF (Unidad de Fomento) , que sube todos los días y es más dura de valor que el dolar. Agobiados de vivir en un Chile lindo donde nos intentan poner centrales hidroelectricas, transformando nuestra patagonia en un paisaje lleno de torres de acero y cables para además engañarnos con que con ello "nos bajarían las cuentas".
Agobiados todos aquí, de vivir de la apariencia y de endeudarse para ello. De inventarnos una vida. ¡Incluso en lo político!:¡¡¡¡ Porque aquí en Chile suena ordinario, marginal y de pobre, ser de izquierda!!!
Todos quieren vivir en el barrio alto y ser millonarios, tal cual el presidente. Ojalá tener un apellido extranjero, o compuesto, y si es español, mejor que fuera cercano al rancio abolengo español allegado a Chile por historia, aunque esta haya sido por naufragio.
Nada de peruano, boliviano, o altiplánico se acepta aquí por ningún motivo. ¡ Menos mapuche, alacalufe, ona, yagan o de alguna étnia que sobrevivió por siglos en los canales del sur chilenos y que fueron expuestos por curas- una vez más- en el extranjero casi de animales exóticos! No. Eso no. Por ningún motivo se permite eso aquí. Mientras más alto mejor. Y algo pálido, mejor aún. Ojalá rubio de frentón. Mientras menos moreno, estupendo, sino no. Sino, tu destino estará marcado para quedarte en la clase obrera. En la calificada mano de obra, bajo empleado, o algo que no involucre jefatura alguna ni consideración ni reconocimiento alguno.
Aquí en Chile, quienes no apoyamos el régimen de Pinochet, estuvimos muy presentes con la Concertación (de cuerpo y alma no más-que no fue menor-pero no en alguna planilla como los militantes) esperanzados -la mitad de mi vida- en que sí llegaría la alegría que pregonaban los cantos de campaña, en que si las cosas se harían bien, en que sí las cosas cambiarían.
Y se avanzó. Claro. ¡Era imposible no hacerlo en tiempos en que todo el resto del mundo lo hacía! ¿Y en que quedó todo aquello, que ahora esa misma gente que alguna vez votó Concertación, agobiada también votó por la derecha que hoy gobierna. Le creyó a esta gente, apostó a la "nueva forma de gobernar" y hoy se siente partícipe del monólogo este que hay con la ciudadania?
A mi me agota estar aquí, en medio de mis amigos que tuvieron puestos de poder e hiceron poco y hoy se quejan desde un trabajo medio, donde menos hacen:de hecho, a ratos me causa un extraño tipo de placer saber de ellos y en las condiciones en que están.
Como yo no he necesitado de ningún gobierno para andar por esta vida-ni triste ni contenta,-hoy solo me dedico a observar lo mal que anda todo. Y no existe la más mínima posibilidad si quiera de poder intervenir en nada, sino metiendote a algún partido de mierda. Y eso es lo terrible: la observación, es como ser testigo solamente.El manifiesto verbal y escrito es lo único que nos salva el alma a gente como yo, adolorida de todo esto.
Claro, las redes éstas- que ahora dicen incluso que están intervenidas por este gobierno y que de ser así, tendría un "prontuario" enorme de quejas que podría seguir enumerando- entonces sería muy bueno que me leyeran para encontrar en estas letras el clamos de tantos.
Pero que más da si alguien lee esto y se identifica.
La protesta en la calle, aún así, no sirve.
El testimonio escrito en este blog es una muestra mísera del dolor, del descontento. Una vez más el dinero no es solo el tema en esto de la protesta ciudadana, sino un agobio general de estar metidos en el sistema sin poder huir a poto pelado a ser libres, felices y plenos.
No hay más que eso.