Así como la vida viene, se va. Y se va calladita. Como la muerte que no avisa también.
Hace un par de días estuve en el velatorio y el funeral del padre de mi gran y generosa amiga Sabrina Beltrán, con quien tenemos una relación de amistad tan alta, porque es de vida.
Debe ser que su madurez y mi lealtal, se mezclan perfecto en nuestro reconocernos. Amistad que no es tan larga ni tan mínima como para olvidarnos con la facilidad de la flor de un cáctus(Escasa por cierto, pero no con ello inexistente)Nuestra amistad sin límite alguno. Con sinceridad y transparencia.
En este tiempo de encontrarme- y no con las personas que se suben al carro de mi vida o no- he logrado sí, con demasía en estos últimos 5 años de mi vida, desprenderme de todo. Desde lo material a lo físico. Me harté de la dependencia emocional y la manipulación( y que mi abogado insiste, en relación al amor a y de los perros, es manipulación pura)
¿Acaso no será que el amor humano- fuera de ser una descompensación química, sea desgraciadamente otro maldito acto de manipulación?
Me niego a la manipulación y al apego. Me niego al arraigo.
Mi libertad es lo más mío que tengo, lo que más me costó conquistar y recuperar.No la voy a transar por un par de tetas o un par de bolas... Nica. Esta vez no. Nunca más.
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