El recuerdo permanente, incluído olores en él, son los viajes en bus cuando era niña desde la playa a Santiago.
Por algún motivo volviamos en bus. Y ahora que lo pienso, era raro porque siempre mis papás tuvieron auto: desde la clásica citroneta hasta el auto americano enorme tipo auto de turco- que por mucho que gastara- en esa época la bencina costaba $29.- y no los $700 que cuesta ahora. Probablemente el auto estaba malo.
Recuerdo siempre, la secreta esperanza que siempre tenía -mezclada esta con una cuota de nervio- para que me compraran una bebida en el bus, de esas que el azafato ofrecía después de cobrar los boletos. La clásica botella de Fanta con hartos rollos de vidrio a su alrededor, y la bombilla de mierda que siempre se quedaba adentro... ¡qué rabia!
Luego, era la subida de los vendedores de dulces en Melipilla, que incluía un maricón bien famoso y apretado que gritaba bien fuerte arriba del bus ofreciendo sus buses. Yo no sé si la gente era hambriá como yo, o le compraban todo a esta loca pa que bajara pronto.
Los viajes de infancia que recuerdo son los de Santiago a San Antonio, a Cartagena, a El Quisco, a Algorrobo (la playa del Yathing),el paseo clásico por la playa de Las cadenas en Las Cruces, las idas a andar en Go car bajo las dunas en Lo Abarca, el estero en el campo de los tío ahí mísmo, los amigos hijos del capataz del campo, el echarle salitre a las lechugas costinas, cosechar tomates y luego armar las cajas para venderlas,esperar el camión del Jumbo que venía de Santiago y ponerse a contar una a una las lechugas que se vendían y subían a un camión con acoplado, salir al alba con el capataz y el caballo ensillado a buscar las vacas al cerro para llevarlas al establo y empezar la ordeña para que antes de las 8:30 estuviera lista la leche y don Ramón , en su carretela con un caballo tan viejo como él, viniera a comprar todos los días la leche...
Ahora voy de camino a San Antonio a 2 reuniones. Regreso a Santiago el jueves para otra y el viernes para otra...
Espero volver pronto a mi amada La Serena.
Necesito mi vida allá, con mis cosas,mis tiempos,mi gente linda y mis paseos por la playa y por el Valle del Elqui en mi moto nueva.
Necesito creer que la estadía y las reuniones de mierda en las fiscalías, han sido solo pesadillas este tiempo, y no puñales que abren nuevamente heridas.